lunes, 23 de febrero de 2009

MELODÍA NÚM. 42



Tema: Blood Bank.
Intérprete: Bon Iver.
Comentario: Bon Iver es la formación que desde hace un par de años ha adoptado el cantautor folk Justin Vernon (natural de Wisconsin, ese gran estado, jeje). Hace música que va derechita a la banda sonora de Anatomía de Grey, la verdad. Y este tema que cuelgo viene siendo el indie hit de las últimas semanas en el Reino Unido y EE.UU.

Enjoy!!

Besetesss

martes, 17 de febrero de 2009

MELODÍAS URUGUAYAS


Tema: El Derecho de Soñar.
Intéprete: Eduardo Galeano, escritor uruguayo.
Comentario: Por una vez y sin que sirva de precedente, una lectura en vez de una canción. Creo que merece la pena. "Es el momento de delirar, niños del siglo pasado"... :D

Besetesss

viernes, 6 de febrero de 2009

MELODÍA NÚM. 41



Tema: You Stole the Sun from my Heart.
Intérprete: Manic Street Preachers.
Comentario: son muchas las grandes canciones que nos ha dado esta banda galesa de trayectoria desigual. Inciaron sus andanzas, creo, sin tener muy claro el sonido que querían defender; tenían unos temas durísimos y de pronto otros del brit-pop más blando. Sus álbumes fueron recibiendo tanto críticas nefastas como grandes alabanzas a lo largo de los ´90, las buenas, reconociendo sobre todo la frescura de algunas de sus melodías. El pelotazo definitivo llegó en el ´98 con “If you Tolerate this”.

De ese disco (“This is my Truth, Tell me Yours”) a mi me gusta más esta que he colgado, que me parece muy sólida en su concepto y con una melodía clara y eficaz; buenísima, vamos. Tras un cierto silencio, recuperaron protagonismo en el 2007 al sacar como single de su último álbum “Your Love Alone”, un temazo en colaboración con Nina Persson, cantante de The Cardigans. Y en esas están. A mi la verdad es que me gustan bastante, un poco al mismo nivel que Stereophonics; es decir: no me tragaría un concierto suyo entero, pero me descargo sus discos... jejeje

Enjoy!!

Besetes, nenes!!

lunes, 2 de febrero de 2009

CORCHEA CON SEMICORCHEA

A veces sentía que había perdido su capacidad de mirar. Su capacidad de ver las cosas y entender el mundo. Recordaba con nostalgia aquellos paseos en que se embarcaba por el puro placer de llenar su retina de imágenes; observándolo todo para llenar su espíritu de sensaciones. Eran paseos de aprendizaje y deleite visual que ya no daba. Antes (no sabía si mucho antes o poco antes), procuraba captarlo todo para tratar de adentrarse en la pequeña historia que todo lo que nos rodea tiene detrás. Cada vez lo hacía con menos frecuencia, en parte porque su tiempo de ocio escaseaba pasmosamente, pero en parte también porque cada vez le sorprendían menos las sutiles veleidades del mundo.

Hay quienes a esto lo llaman cinismo. Otros, madurez. Ni lo uno no lo otro. Se negaba a ser un cínico. Se negaba a madurar si eso significaba divertirse cada vez menos. Estaba convencido de que había que seguir mirando. Había que seguir pisando las calles de papel y garabateando el destino con la destreza que da un boli Bic. Es importante ser capaz de encontrar un momento para llamar al portal de un amigo y preguntar “¿puede bajar Javi a jugar?”. Había que descubrir la forma en que los sueños infantiles se articulan en majaderías de jóvenes desencantados para reírse de ellas y seguir al pie del cañón.

Como cuando ves una foto de hace diez años y te preguntas cómo podías vestir tan mal y salir a la calle con semejante pinta pero sin perder un ápice de dignidad. Porque, seamos serios, hay preguntas cuyas respuestas son aterradoras. Y es un hecho que todos nos hemos hecho alguna de estas dos: ¿cómo es posible que las camisas vaqueras me parecieran molonas? (pero... ¡¡que llevaban tachuelas!! ¡¡tachuelas, te digo!!) y ¿en qué demonios estaba pensando cuando me compré ese disco original de Ace of Base?