martes, 8 de abril de 2008

MELODÍA NÚM. 12



Tema: Chasing Pavements.
Intérprete: Adele.
Comentario: caminar por las calles de Madrid (“persiguiendo aceras”) puede ser toda una experiencia, sobre todo si suenan en tus oídos melodías tan completas como esta, cantadas con la sensibilidad que derrocha la voz de la jovencísima Adele.

En ocasiones me gusta esconderme tras las gafas de sol, bien para que nadie se percate de ese tipo de emociones que solo se reflejan en la retina, bien para sentirme un poco atractivo cuando mi ego flaquea. Sin embargo, hay otros días en los que ponerse las gafas de sol es un atentado contra la nitidez. Cuando el día es especialmente soleado y limpio, cuando las cosas parece que brillan con un esplendor especial, siento que el filtro ahumado de las Ray-Ban no es más que un obstáculo que impide apreciar los matices de lo que oficialmente se denomina Un Gran Día, Un Día Bonito.

Así que, aún a riesgo de resultar deslumbrado en ciertos momentos, aquella tarde decidí enseñar al mundo mis ojos vulgares. Para que se pudiera ver sin barreras el fondo de mi alma y para que saliera al exterior toda la alegría de mi corazón. Doblé la esquina y enfilé la calle que me llevaría hasta él. Retiro. Puerta de Alcalá. Cibeles. Gran Vía.
Madrid resplandeciente.

El sol me calentaba el lado izquierdo de la cara mientras caminaba con paso firme y algo apresurado, adelantando a los paseantes más relajados. (Andar despacio cansa más que andar deprisa.) Con el cambio de hora las ocho de la tarde eran aún muy luminosas aunque, a lo lejos, los tejados de los edificios más altos ya empezaban a destellar con el leve fulgor anaranjado del ocaso.

Me detuve ante un semáforo que así me lo ordenaba y comprobé que la mayoría de los almendros comenzaban a florecer. Con ellos, la arquitectura urbana quedaba sutilmente impregnada de un cierto halo de poesía visual japonesa. Continué mi rumbo, deleitándome con la temperatura cálida de aquella tarde de sábado, observando las caras que se cruzaban en mi camino y respirando la cercanía cómplice de otras vidas anónimas.

Pasear es como recibir un profundo abrazo.

Cuando llevo días sin verle, hay sutiles matices de su cara que no recuerdo y que al reencontrarme con él me sorprenden y me emocionan como el primer día. Me sonríe entre la gente cuando me ve acercarme. Nos abrazamos. Nos besamos, y vuelve a mí con toda intensidad el sabor de sus labios.

El sabor de un dulce helado de vainilla.
Muaaaaaaa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es el pasado fin de semana hizo un tiempo genial, ideal para ir a dar una vuelta por El Retiro... aunque claro, los hay que prefieren pasar del Retiro para irse a la plaza de Chueca a tomar algo

:P

Anónimo dijo...

a ver si me pongo a escuchar un pokito de adele qya llevo un tiempo oyendo bastante de ella y por lo visto es bastante buena.

weno y tu qtal todo??? qcon lo de andar todos medio perdios no se na de nadie jeje


bye!