jueves, 7 de mayo de 2009

MELODÍAS DE NOCHE

Siempre busca un momento de soledad entre la gente. Siempre necesita sentirse dentro de sí mismo, saber que sigue siendo él, saber que nada de lo que le rodea conseguirá cambiarle. Siempre recurre a la música para bloquear los ruidos del mundo.



Deja atrás la multitud. Deja atrás los haces de luz fosforescentes, los gritos ahogados en alcohol, los cuerpos saltando y sudando, los decibelios de bases sintetizadas. Sale del garito, a la calle, a la madrugada brillante de Madrid. La brisa templada de la noche le acaricia la cara y el pelo.

Sigue escuchando la música amortiguada al otro lado de las puertas del bar. Todo aquello ya no le pertenece. Son vivencias que han dejado de ser propias. Siente la brisa de la ciudad y es consciente de que hay etapas que se dejan atrás solo con salir afuera, mirar calle abajo y empezar a caminar. De vuelta a casa.

A partir de la mañana siguiente, esa melodía le traerá la Gran Vía a la cabeza. Una más.

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