jueves, 31 de diciembre de 2009

MELODÍA NÚM. 60

Esto de las Fiestas Navideñas es algo cada vez más ajeno para mí. Recuerdo que cuando era más pequeño sí que me gustaban... las esperaba con emoción porque eran días verdaderamente mágicos. Nada de eso queda ya. Y no es por cinismo, pero es que estos días de empachos, borracheras y consumismo descontrolado (regalar porque toca) cada vez me motivan menos.


Ni que decir tiene que la celebración del nacimiento de Cristonuestroseñor es poco menos que un vestigio difuminado. Para mí desde luego, el fondo religioso de estas fiestas no me aporta absolutamente nada. Y creo que esto le pasa a cada vez más gente. Esto es celebrar por celebrar, que a los españoles nos gusta más una fiesta...


Y a ese respecto no me parece mal. No quiero ser el Grinch. Hay cosas que me gustan. Me gusta que haya luces de colores en las calles, que huela a castañas asadas, que la gente se reúna con las personas a las que aprecian... Eso es bonito.


Pero es que no tengo sentimiento navideño ya. Se me está yendo. Ayer cruzaba la Plaza Mayor (obligado, porque en estos días huyo del centro como de la peste) escuchando Bloc Party a todo volumen. No pude sentirme más fuera de lugar. Todo el mundo con gorros de Papá Noel y pelucas fucsias (sí, como la de Natalie Portman en Closer) y yo cruzando ese entorno de polvorón y villancico escuchando rock inglés.


Era como estar en el cuerpo de tu Avatar... jajaja


El caso es que son días de vacaciones y de balances (siempre tan parciales y tan irreales). Pero es q paso mucho ya de todo esto. Me quedo con lo bonito, pero me da mucha pereza la Navidad, ya te lo digo. Se acaba un año más. Que ha tenido sus cosas buenas y sus cosas malas, como todos. Punto.


Y yo, como soy así de rarito, quiero acabar el año con dos bandas canadienses. Es una nueva hornada de cantautores indies que hacen música folk muy apegada a los esquemas estadounidenses pero quizás con una sensibilidad menos típica. Sus letras tienen menos clichés y son más auténticas. Hay menos desierto y más tundra.


Son The Acorn (Rolf Kalusener) y Oubijou (Casei Mecija). Os cuelgo dos de sus singles más exitosos. Son muy trendys y muy ecologistas, y a menudo hacen conciertos juntos. Molones, vaya. Para aquellos a los que os gusten, otros temas muy recomendables son: Brokered Heart, de The Acorn y The Woods y The Otherside, de Oubijou.




Así que como digo, para no perder mi fama de excéntrico, despido el año con dos joyitas folk, tranquilitas, para paladear al lado de una chimenea, entre el crepitante chasquido de la leña incandescente, y deseándoos a todos que el año que viene se cumplan todos vuestros deseos.


¡¡Besos!!

1 comentario:

Fran dijo...

Las navidades son un reflejo de cómo cambiamos. No es igual cuando éramos pequeños, después en la adolescencia, ahora.... ni como lo serán en el futuro, quizá con niños de por medio.
Lo que uno le pediría a los reyes ahora y lo que le pedía entonces: pasamos de los legos a otro tipo de madelmans!!! :DDDD
Siempre serán unos días raros, aunque solo sea por la educacion que recibimos. Yo intento sacarle lo mejor cada año. Eso sí, veo los papas noeles colgando de las ventanas o a un grupo de gente joven de primera fila de la iglesia - peña de la guitarra cantando villancicos en tonos altos y me sale una vena AlQaeda muy preocupante.....