Wham.- Last Christmas.
John Lennon.- So this is Christmas.
Mariah Carey.- All I want for Christmas is You.
Tema: Meds.
Intérprete: Placebo.
Comentario: bueno, ya iba siendo hora de poner alguna canción de Placebo...
Ha sido difícil coger un solo tema, la verdad; porque aunque la banda lleva unos diez años juntos, son muchas las canciones suyas que se han convertido en rotundos éxitos. Esta que cuelgo pertenece a su último álbum publicado (2006) y al que da su título. Los otros dos discos imprescindibles son Without You I’m Nothing (1998, cuyo tema Every You and Every Me se incluyó en la BSO de Crueles Intenciones) y Sleeping with Ghosts (2003).
Vale. Grupo inglés de indie-rock. Hasta aquí, como tantos otros. Entonces, ¿qué les hace tan especiales? Pues varias cosas. Primero, han sabido encontrar el equilibrio justo entre una típica banda de rock tenebroso y baladas decadentes (aka “me pinto la raya negra y las uñas también”) y un sonido rock potente y clásico, con importantes influencias de los grandes grupos de los setenta. Por otro lado, sus letras son absolutamente cojonudas; porque desprenden autenticidad y nunca caen en los clásicos clichés emo (aka “me corto las venas por desamor”) ni en los tópicos más manidos de la contracultura (aka “soy joven y por tanto tengo que ser rebelde” al estilo Artic Monkeys).
Más cosas. Conservan una base de pop inglés indiscutible (sus guitarras suenan perfectas siempre) y han hecho las concesiones justas a la electrónica (se declaran fans incondicionales de Bowie, hombreporfavor). Además, en mi humilde opinión la voz de Brian Molko tiene una personalidad arrolladora, con una profundidad muy similar a la de Matt Bellamy (Muse). Por esto y por mucho más, Placebo son la leche!!
Enjoy!!
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Algunas cosillas así para ordenar este comienzo de mes...
(1) Estoy un poco cansado de la crisis, la nacionalización de bancos y la compra de activos financieros. Sinceramente, lo de la Bolsa me parece un timo total y -sin demagogia alguna- lo que es indignante no es que el Ibex-35 baje de los 9.000 puntos sino que una caña cueste 1’20€.
(2) Lo de la Reina ha sido una metedura de pata de las gordas, que revienta 30 años discreción y de desempeño bastante acertado de su “trabajo”. Como mujer que es, su opinión me da absolutamente igual. Pero como la mujer del Jefe de Estado, me ofende. Es evidente que tiene todo el derecho del mundo a tener una opinión (faltaríamás), pero su cargo le obliga “velar por la estabilidad de las Instituciones”, y eso le exige neutralidad en asuntos sobre los que solo debe pronunciarse el Parlamento (véase: la voluntad popular). Así que, mejor calladita, Sofi.
(3) También estoy un poco hasta los mismísimos de las elecciones estadounidenses. Pero qué largas son, madresanta!! A ver si gana Obama de una vez... Pero una cosa también digo: aquí nadie es tan bueno ni tan malo como parece, y mucho cuidadíto con idolatrar prematuramente, que a los norteamericanos les encanta tener héroes y a mi esté no me parece ni de lejos un Kennedy ni un Martin Luther King. Já vorem... :p
Por lo demás todo estupendo!! Ya están colgando las luces de Navidad en la calle, osea que la cosa se pone interesante!! Jajajajaj
Besetesss!!
Tema: La revolución sexual.
Intérprete: La casa azul.
Comentario: aunq se le conoce más por su reciente candidatura a Friki-Visión, lo cierto es q Guille Milkyway lleva ya tiempo haciendo un pop electrónico genialmente ultra-ñoño, q en realidad esconde arreglos y armonías mucho más elaboradas de lo q sus edulcoradas letras pueden hacernos pensar en un primer momento...
Vamos, q mola mogollón!! Así q venga, dadle!!
Muchos besosssssssss
Pd.- por cierto, afónico perdío me quedé el domingo de gritar como un perro en Ferraz!!! Ista Ista Ista!!! jajajajaj
Matilda sabía que no era buena idea salir a pasear un día de lluvia, pero sentía la necesidad de caminar y respirar aire fresco (quizás solo de respirar). De modo que cogió su impermeable verde y dio, convencida, un paso firme sobre el primer charco que se había formado ante su puerta, sin importarle lo húmedos que pudieran terminar sus pies. Estaba dispuesta a dejar la mente en blanco, a dejar que la lluvia empapara su rostro y lavara de una vez por todas ese gesto de tristeza que no se le borraba desde que hacía dos años un coche se llevara la vida de su hermana por delante.
Matilda echaba de menos a su hermanita cada segundo de cada día, pero en estas fechas forzosamente felices (necesariamente familiares) la punzada en el corazón se volvía más fría, más profunda. Se había pasado la tarde viendo fotografías y oliendo los jerséis que aún descansaban en el armario. Sabía que eso no era sano para su estabilidad emocional, pero necesitaba sentir que estaba cerca. Aún así, había sido demasiado, y necesitaba caminar bajo la lluvia para tratar de sentirse menos sucia, menos indigna por estar viva.
La lluvia no lavaría las heridas de Matilda. Seguramente nada lo haría, ni siquiera el tiempo. De alguna forma estaba empezando a comprender que tendría que vivir con su dolor, como una enfermedad crónica e injusta. Y cuando la llamé por teléfono y me dijo que la perdonáramos pero que no tenía ánimos para ir al cine, sentí que no me quedaban palabras de consuelo y me sentí impotente y mal amigo.
Un beso enorme, mi Matilda. Sé fuerte.